Cada persona a quien la Fundación Sus Buenos Vecinos ha tocado a lo largo de estos años es razón suficiente para continuar trabajando.
Federico Humbert concibió, discutió y presentó la Fundación allá por el año 1996, hace 25 años. El Banco estaba por inaugurar su nueva casa matriz, un imponente rascacielos ubicado en la calle Aquilino de la Guardia al que se trasladaría parte de la operación de la sede original de avenida Cuba. Lo esperado era una gran celebración, pero Humbert tenía otra idea: “En vez de una fiesta, hagamos una gran donación”.
Con el beneplácito de los accionistas, se creó la Fundación Sus Buenos Vecinos y se la dotó de medio millón de dólares, estableciéndose, además, que anualmente se le traspasaría un porcentaje de las ganancias del Banco.
Al principio, cuenta Vicky Alemán de Cordero, quien ha estado desde siempre a la cabeza o cerca de la cabeza de esta ONG, el enfoque era puramente filantrópico. A los directores les llegaban solicitudes de donaciones de parte de organizaciones sin fines de lucro y asociaciones humanitarias y estos, en conjunto con el señor Humbert y Michele de Hincapié, aprobaban o no. Las ayudas se daban por amor al ser humano, sin esperar ni mucho menos medir el impacto que pudieran tener.
Con los años, el Banco creció y evolucionó y, de la mano de este, también la Fundación se fue profesionalizando y redirigiendo hacia el desarrollo social, que supone donar con el propósito de generar cambios, dar oportunidades, mejorar a las personas o el entorno…
Se introdujeron mejores prácticas para optimizar el impacto de las donaciones, se creó un comité de evaluación y se fijaron topes. Pensando en garantizar su viabilidad a largo plazo, se le traspasaron a la Fundación acciones de la holding, Empresa General de Inversiones.
Formar parte de una fundación como Sus Buenos Vecinos brinda mucha satisfacción, pero a la vez te enfrenta a las necesidades más apremiantes del país y pone a personas como Vicky de Cordero o, en su momento, al señor Humbert, en contacto con las infinitas necesidades de la población. Para paliar la impotencia o la frustración de no poder resolverlo todo, Vicky busca inspiración en su antiguo jefe, que a su vez buscaba sabiduría en la misionera de hábito blanco y rostro curtido cuya foto le da sentido a la oficina. Ella decía: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota”. Una gota es importante.
Además de inspiración espiritual, Sus Buenos Vecinos tiene referentes, ya que es parte de RedeAmérica y da seguimiento a organizaciones de gran alcance para estar al día en nuevas tendencias. Los fondos donados, que en estos 25 años rondan los 77 millones de dólares, provienen principalmente de Banco General, pero ha habido donantes que buscan a Sus Buenos Vecinos para canalizar sus ayudas por la confianza que tienen en sus criterios y procesos.
Recientemente, en plena pandemia, la Fundación hizo puño con individuos que deseaban contribuir y dotó de reactivos y equipos al Instituto Conmemorativo Gorgas, por ejemplo. Esto les abrió los ojos en cuanto a la importancia del desarrollo de la ciencia en el país y condujo a que actualmente estén gestionando fellowships o becas para científicos del Gorgas.
Esto último, el que la Fundación se convirtiera en un canal fiable que otros quieren utilizar para donar, también es un logro del señor Humbert y por supuesto, de su equipo. “Él quiso —explica Raúl Alemán, su sucesor en la presidencia del Banco— profesionalizar la Fundación. Llegó un momento en que sintió que el Banco marchaba y que él debía moverse hacia ese otro proyecto”. Alemán asegura que en el largo proceso de transición por medio del cual le fue traspasando sus responsabilidades, él percibía la ilusión que constituía para Freddy el hecho de ir a dedicarse de lleno al trabajo social a través de la Fundación. “Una vez lo hizo, se esforzó por estructurarla un poco a imagen y semejanza del Banco. El personal ejecutivo que lo acompañaba hizo el trabajo y, de paso, este fue transmitiendo, luego exigiendo gobiernos corporativos a las asociaciones a las que entregan fondos. El haber profesionalizado a tantas ONG que empezaban siendo feudos de personas bienintencionadas para convertirse en instituciones sostenibles, capaces de rendir cuentas, es un logro colateral de Sus Buenos Vecinos”, afirma Raúl Alemán, quien como presidente del Banco entiende y comunica a los accionistas que esas ganancias que van a la Fundación Sus Buenos Vecinos son parte del dividendo social que les dan sus acciones en Banco General.
Su compromiso es firme y, para demostrarlo, cuenta que, al inicio de la pandemia, ante un horizonte complicado, decidieron subir de 7 a 10 millones el aporte anual que haría Banco General a su brazo social. Y así es como en 2020 la Fundación manejó más recursos que en ninguno de los años anteriores. Además, lanzaron una campaña por Yappy ofreciendo poner un dólar por cada dólar que donaran los usuarios. Los aportes se acercaron al medido millón con lo que se donó cerca de un millón por esta vía, pero lo que llenó de optimismo a Raúl fue el gran número de personas que aportó, una demostración de calidad humana y también de confianza en Sus Buenos Vecinos.
Los 25 años de la Fundación se celebran en un momento en el que se estima que la región ha retrocedido 10 años en materia social. Y, aunque el escenario resulta complejo, es esperanzador saber que Sus Buenos Vecinos continuará su labor con el renovado convencimiento de que, como individuos, familias y empresas, nos corresponde a todos asumir una corresponsabilidad. “Ofrecer —como decía Humbert— lo mejor de cada uno, tanto en ideas, como en acciones”.
(tomado de la publicación de En Exclusiva, julio 2021)